martes, 11 de noviembre de 2008

Verónica de cristal

Verónica es una niña de cristal.

Le encanta jugar a las escondidas,
pero alguien nunca dejó de contar
y ella sigue perdida.

Verónica fue una niña de cristal.

También jugaba con muñecas,
y hoy es una de ellas:
ya no querrá jugar más.

Verónica es una muchacha de cristal.

Sus pasiones son torbellinos;
su amor: incondicional;
su voluntad: osada;
y su mirada: ideal.

Verónica fue una muchacha de cristal.

Hoy le sonrie a la risa de la vida,
a veces prefiere callar,
pero su voz del alma no se apagará.
¡Qué fuerza tiene su voz! ¡Qué fuerza su mirar!

Verónica es una mujer de cristal.

Escribe emotivas canciones
para que su corazón deje de sangrar.
Su melodía hará cantar,
su melodía hará llorar
su eterno sopesar.

Verónica fue una mujer de cristal.

La memoria la recordará
por su inquebrantable bondad.
Pero ella aún está aquí:
mi Verónica de cristal,
su transparente personalidad.
Yo sólo la puedo observar,
cuidarla a la distancia;
yo sólo la puedo esperar,
callar con elegancia.
No lo puedo creer, en cuanto a un corazón,
mientras más duro es, más fácil de romper.
Ella no le teme a la vida,
ella prefiere crecer,
ella quiere seguir jugando,
ella prefiere perder.
Esta vez es su turno...
y nunca dejará de contar.

A veces pienso que es de ficción, que no es real,
a veces creo que la invento
y que no supera mi ideal.
Pero soy realista y persigo lo imposible.
Ella es más que un sueño increible.

... Y nunca dejará de contar
... y nunca dejará de cantar
mi Verónica de cristal.

Siempre que despierto la acaricio.
La busco. Pensarla es mi oficio.
Está siempre en el mismo lugar:
inmóvil, intacta, intransigente, inmortal.
¡Ojalá nunca se rompa! ¡Ojalá nunca se quiebre!
¡Mi Verónica de cristal!

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